Frank Sinatra, reconocido por su voz y su pasión por los automóviles, tuvo una colección envidiable de vehículos de lujo a lo largo de su vida. Sin embargo, su último carro, un Chrysler LeBaron Town & Country 1985, sorprendió a muchos por su contraste con la opulencia que lo caracterizaba.
Este monovolumen familiar, de diseño simple y funcional, distaba mucho de los emblemáticos Cadillac, Ferrari, Rolls-Royce y Maserati que solía conducir. De color beige y con detalles en madera, el LeBaron Town & Country reflejaba una etapa diferente en la vida de Sinatra, más enfocada en la comodidad y la practicidad que en el lujo y la ostentación.
A pesar de no ser el más llamativo de sus vehículos, este Chrysler tenía un valor sentimental importante para Sinatra, quien lo adquirió para usarlo como carro familiar en sus últimos años. Su exterior era simple y discreto, sin ostentaciones ni detalles llamativos. La parrilla delantera era pequeña y rectangular, los faros delanteros eran cuadrados y sellados, y las llantas eran de acero con tapacubos.
El interior del vehículo era amplio y confortable, con capacidad para hasta ocho pasajeros. Los asientos eran de tela beige, con un diseño acolchado y mullido. El tablero de instrumentos era sencillo y funcional, con una combinación de instrumentos analógicos y digitales. Sus prestaciones tampoco eran descomunales, ya que estaba propulsado por un motor V6 de 3.0 litros que generaba 130 CV. No era un vehículo veloz, pero sí era eficiente y confiable.
Este último carro de Sinatra, lejos de los deportivos y vehículos de lujo que marcaron su trayectoria, es un recordatorio de que la vida no siempre se trata de extravagancias. Representa una etapa más madura y reflexiva, donde la comodidad y la funcionalidad se vuelven prioritarias. Un final humilde para una vida llena de éxitos y glamour.
2024-05-20T15:21:06Z